Defendida por algunos desde su propia ignorancia y temores, la homofobia es un infierno para quien la padece pero también para el que la ejecuta
por Elizabeth Araujo
Ana levanta la falda y muestra en la pierna derecha la marca de la quemadura que semeja el mapa de su estado natal. Puede que el detalle resulte fortuito pero no gracioso. Cuando los padres de esta larense de 16 años de edad reviven los instantes de terror que la niña sufrió en diciembre de 2009, en el patio del colegio donde fue vejada por sus compañeros, se quiebran y no paran de llorar.
No es un hecho aislado ni tampoco el más grave. Pero el caso de Ana (nombre ficticio por obvias razones), arrojada a la hoguera cuando alguien leyó en su diario personal que le gustaban más las chicas que los varones, y merecedora por tanto de un cohetón que le impactó en la pierna, ilustra en qué consiste la homofobia.
Un odio cotidiano acendrado muchas veces en casa y reforzado por el condicionamiento cultural en una sociedad que festeja al padre estigmatizador de la conducta rara del hijo con la frase prefiero mil veces un hijo ladrón antes que maricón .
De gays, pollos y brujas.
Aun- que hay médicos que prefieren tildarla de enfermedad, la homofobia no posee categoría psiquiátrica y es vista como aversión o discriminación hacia hombres y mujeres homosexuales, extendida también a otras personas con diversidad sexual menos conocida.
El término fue acuñado por grupos de presión homosexuales, una vez detectado que el prejuicio cobraba fuerza como manipulación ideológica, y que los razonamientos para ese odio ayudaban a la demagogia política y en ocasiones al crimen. Se sabe que de las miradas agresivas y las palizas, la homofobia ha terminado, como sucede hoy en Irán, con ahorcamientos públicos y destierro de familias.
Sin ir muy lejos, ahí está el discurso de Evo Morales quien apeló a su homofobia socialista para alertar el peligro de los alimentos transgénicos y dictaminar que comer pollo provoca desviaciones en el hombre , indicó Milena Rodes, activista de una de las 11 organizaciones de defensa de los derechos de gays, lesbianas y transexuales en Venezuela, y cuyos archivos de denuncias leves y graves resumen un poco el país donde el Presidente hace gala de su machismo militar con chistes sobre esos muchachos raros de la oposición .
"La homofobia es un infierno para quienes la padecemos a diario, pero también lo es para quien lo ejerce , explicó José Leonardo Gamarra, alto ejecutivo de una empresa trasnacional que chocó contra la pared del prejuicio de la casa matriz y no logró ascender a gerente general, cuando una noche en un acto de justicia recriminó la actitud homofóbica de los empleados contra un compañero, y los retó a que hicieran lo mismo con él, que también era gay.
Del chiste al paredón.
Pero ¿es el venezolano homofóbico? Lamentablemente sí , aseguró Fernando Batoni, médico con más de 35 años en el área psiquiátrica, y que apoya su respuesta en recientes estadísticas que hablan de acentuación del rasgo homofóbico en los hombres, más que en las mujeres.
Para este miembro fundador de la Sociedad Psicoanálitica de Caracas, un patrón que mide el prejuicio homofóbico se expresa a través del chiste inofensivo, pero también en el comentario negativo y no pocas veces en el tono agresivo que adquiere la discusión cuando uno de los "adversarios" es gay o lesbiana.
"La persona que oculta su homosexualidad y que la gente dice que `permanece en el clóset', sufre mucho. Por una parte, quisiera expresar cómo es su propia humanidad, su propia identidad. Tiene la necesidad de ser reconocido; pero lo vencen las presiones sociales, que muchas veces ponen en peligro hasta su estabilidad laboral".
Sin dudas, Batoni no revela sus casos clínicos pero contribuye a divulgar las técnicas de valoración personal que se obtiene por vía del psicoanálisis.
"Parte del trabajo de un psicoanalista es hacer que la persona se reconozca a sí misma.
Ayudamos para que esa persona se encuentre y se ubique tal y como es. Desde luego, eso lleva un conflicto porque su expresividad implica una confrontación con la cultura. Una persona tiene que manejarse entre su propio sentimiento y su propia identidad, por una parte; y por otro lado la confrontación que le plantea la cultura", y añadió que muchos homosexuales se aíslan, mientras otros, con suficiente valor, como en el caso de Ricky Martin, lo dicen en público porque necesitan expresar su propia identidad, "quitándose de encima un gran peso de carga defensiva".
Sin que ello implique categorizar el rasgo homofóbico en la política, Batoni no deja de sentir tristeza por el comentario de Evo Morales, porque considera que un presidente que va a emitir una opinión, debe asesorarse, ya que eso le corresponde a los especialistas.
Batoni cree ver más bien en esos mecanismos de defensa una excusa a propias actitudes homosexuales.
"En términos psicoanalistas, todos tenemos un núcleo de bisexualidad, porque la bisexualidad es la tendencia natural que cada quien trae.
Después de eso, la historia personal y las relaciones tempranas de cada quien, orientan a las personas hacia una tendencia sexual u otra. Pero toda persona tiene un núcleo que no nos molesta en lo absoluto, sino que en los hombres se manifiesta en la capacidad de tener amigos hombres y en la mujer la capacidad de tener amigas mujeres; pero es la misma actitud de cada quien la que va a prevalecer".
Batoni hace la salvedad de que detrás de las acritudes homofóbicas de gobernantes como Morales y Ahmadineyad existe una ignoracia crasa. Del mismo modo, reconoce la valentía de aquel político y activista gay, convertido en el primer homosexual en ser elegido para un cargo público en EEUU, murió asesinado en 1978 no sin antes decir: "Mi nombre es Harvey Milk, soy homosexual, si una bala atraviesa mi cerebro, dejad que esa bala destruya las puertas de todos los armarios".
Envíe sus preguntas y comentarios a sexosintabu@el-nacional.com
por Elizabeth Araujo
Ana levanta la falda y muestra en la pierna derecha la marca de la quemadura que semeja el mapa de su estado natal. Puede que el detalle resulte fortuito pero no gracioso. Cuando los padres de esta larense de 16 años de edad reviven los instantes de terror que la niña sufrió en diciembre de 2009, en el patio del colegio donde fue vejada por sus compañeros, se quiebran y no paran de llorar.
No es un hecho aislado ni tampoco el más grave. Pero el caso de Ana (nombre ficticio por obvias razones), arrojada a la hoguera cuando alguien leyó en su diario personal que le gustaban más las chicas que los varones, y merecedora por tanto de un cohetón que le impactó en la pierna, ilustra en qué consiste la homofobia.
Un odio cotidiano acendrado muchas veces en casa y reforzado por el condicionamiento cultural en una sociedad que festeja al padre estigmatizador de la conducta rara del hijo con la frase prefiero mil veces un hijo ladrón antes que maricón .
De gays, pollos y brujas.
Aun- que hay médicos que prefieren tildarla de enfermedad, la homofobia no posee categoría psiquiátrica y es vista como aversión o discriminación hacia hombres y mujeres homosexuales, extendida también a otras personas con diversidad sexual menos conocida.
El término fue acuñado por grupos de presión homosexuales, una vez detectado que el prejuicio cobraba fuerza como manipulación ideológica, y que los razonamientos para ese odio ayudaban a la demagogia política y en ocasiones al crimen. Se sabe que de las miradas agresivas y las palizas, la homofobia ha terminado, como sucede hoy en Irán, con ahorcamientos públicos y destierro de familias.
Sin ir muy lejos, ahí está el discurso de Evo Morales quien apeló a su homofobia socialista para alertar el peligro de los alimentos transgénicos y dictaminar que comer pollo provoca desviaciones en el hombre , indicó Milena Rodes, activista de una de las 11 organizaciones de defensa de los derechos de gays, lesbianas y transexuales en Venezuela, y cuyos archivos de denuncias leves y graves resumen un poco el país donde el Presidente hace gala de su machismo militar con chistes sobre esos muchachos raros de la oposición .
"La homofobia es un infierno para quienes la padecemos a diario, pero también lo es para quien lo ejerce , explicó José Leonardo Gamarra, alto ejecutivo de una empresa trasnacional que chocó contra la pared del prejuicio de la casa matriz y no logró ascender a gerente general, cuando una noche en un acto de justicia recriminó la actitud homofóbica de los empleados contra un compañero, y los retó a que hicieran lo mismo con él, que también era gay.
Del chiste al paredón.
Pero ¿es el venezolano homofóbico? Lamentablemente sí , aseguró Fernando Batoni, médico con más de 35 años en el área psiquiátrica, y que apoya su respuesta en recientes estadísticas que hablan de acentuación del rasgo homofóbico en los hombres, más que en las mujeres.
Para este miembro fundador de la Sociedad Psicoanálitica de Caracas, un patrón que mide el prejuicio homofóbico se expresa a través del chiste inofensivo, pero también en el comentario negativo y no pocas veces en el tono agresivo que adquiere la discusión cuando uno de los "adversarios" es gay o lesbiana.
"La persona que oculta su homosexualidad y que la gente dice que `permanece en el clóset', sufre mucho. Por una parte, quisiera expresar cómo es su propia humanidad, su propia identidad. Tiene la necesidad de ser reconocido; pero lo vencen las presiones sociales, que muchas veces ponen en peligro hasta su estabilidad laboral".
Sin dudas, Batoni no revela sus casos clínicos pero contribuye a divulgar las técnicas de valoración personal que se obtiene por vía del psicoanálisis.
"Parte del trabajo de un psicoanalista es hacer que la persona se reconozca a sí misma.
Ayudamos para que esa persona se encuentre y se ubique tal y como es. Desde luego, eso lleva un conflicto porque su expresividad implica una confrontación con la cultura. Una persona tiene que manejarse entre su propio sentimiento y su propia identidad, por una parte; y por otro lado la confrontación que le plantea la cultura", y añadió que muchos homosexuales se aíslan, mientras otros, con suficiente valor, como en el caso de Ricky Martin, lo dicen en público porque necesitan expresar su propia identidad, "quitándose de encima un gran peso de carga defensiva".
Sin que ello implique categorizar el rasgo homofóbico en la política, Batoni no deja de sentir tristeza por el comentario de Evo Morales, porque considera que un presidente que va a emitir una opinión, debe asesorarse, ya que eso le corresponde a los especialistas.
Batoni cree ver más bien en esos mecanismos de defensa una excusa a propias actitudes homosexuales.
"En términos psicoanalistas, todos tenemos un núcleo de bisexualidad, porque la bisexualidad es la tendencia natural que cada quien trae.
Después de eso, la historia personal y las relaciones tempranas de cada quien, orientan a las personas hacia una tendencia sexual u otra. Pero toda persona tiene un núcleo que no nos molesta en lo absoluto, sino que en los hombres se manifiesta en la capacidad de tener amigos hombres y en la mujer la capacidad de tener amigas mujeres; pero es la misma actitud de cada quien la que va a prevalecer".
Batoni hace la salvedad de que detrás de las acritudes homofóbicas de gobernantes como Morales y Ahmadineyad existe una ignoracia crasa. Del mismo modo, reconoce la valentía de aquel político y activista gay, convertido en el primer homosexual en ser elegido para un cargo público en EEUU, murió asesinado en 1978 no sin antes decir: "Mi nombre es Harvey Milk, soy homosexual, si una bala atraviesa mi cerebro, dejad que esa bala destruya las puertas de todos los armarios".
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