Esta historia nos ayuda a distinguir entre el significado de orientacion sexual y lo que implica la identidad de género. Además, nos permite darnos cuenta de que no debemos darle tanta importancia a las "etiquetas" que utilizamos para clasificar la realidad, que siempre serán limitadas y muchas veces ocultan la riqueza de los matices de nuestra sexualidad y de nuestr humanidad.
La historia de Roberta-Davide comenzó en el Villaggio Moratti di Sarroch, en la provincia de Cagfliari (Cerdeña), donde nació en una familia de obreros, y donde comenzó a sentirse atrapada en un cuerpo femenino, cuando era un varón.
“Es horrible soñar que uno tiene unos músculos como los de Schwarzenegger, mientras el espejo te ofrece otra imagen. Yo deseaba una chica, como mis coetáneos, pero sólo atraía a gays y lesbianas”, cuenta Roberta-Davide, que tituló justamente “El viaje de Arnold” su libro autobiográfico. El episodio que la llevó a comprender que podía dejar de ser la mujer que aborrecía ocurrió cuando tenía 14 años, y un guardián la bloqueó, prohibiéndole entrar en un baño femenino.
“Quería decir que no era el único que se daba cuenta de lo que me pasaba”, cuenta ahora, y agrega que “detestaba mi cuerpo” y que a los 30 años se presentó ante sus padres vestida como un hombre. “Primero lloraron, obviamente, pero después supieron estar a mi lado, acompañándome en mi decisión de cambiar de sexo”, cuenta la transexual, que se trasladó a Génova para fundar la primera asociación italiana FtoM (o sea "female to male", de hembra a varón).
Roberta-Davide admite que el recorrido necesario para volverse un hombre, incluyendo la cirugía, “no fue nada facil, pero no podría haber vivido en contra de mi naturaleza”. Y es así que, tras haber escrito su libro y fundado su asociación -que ahora posee su propio blog en Internet- la transexual se dedicó a su gran pasión en la vida, el teatro: desde 2008 se ocupa de dramaturgia y dirección en la Compagnia Officine Papage.
Las sorpresas, sin embargo, no habían terminado en su vida, ya que una vez que logró su sueño de ser un hombre, Roberta-Davide se enamoró de un hombre, que es actualmente su compañero.
“Fue asombroso descubrir que pasaba de ser hetero a ser homosexual y ahora bisexual, pero en el fondo no se vive mejor sin etiquetas?”, sostiene ahora, y agrega que “muchos me preguntan si no me arrepentí de lo que hice, pero la verdad es que no, mi identidad de género está más allá de mis opciones”.
Para Roberta-Davide “la experiencia del pasaje de un sexo al otro me ha enseñado que no existen diferencias tan claras entre los géneros, es como si existiera una suerte de ’individuo de base’, que no es ni hembra ni varón”.
“Es horrible soñar que uno tiene unos músculos como los de Schwarzenegger, mientras el espejo te ofrece otra imagen. Yo deseaba una chica, como mis coetáneos, pero sólo atraía a gays y lesbianas”, cuenta Roberta-Davide, que tituló justamente “El viaje de Arnold” su libro autobiográfico. El episodio que la llevó a comprender que podía dejar de ser la mujer que aborrecía ocurrió cuando tenía 14 años, y un guardián la bloqueó, prohibiéndole entrar en un baño femenino.
“Quería decir que no era el único que se daba cuenta de lo que me pasaba”, cuenta ahora, y agrega que “detestaba mi cuerpo” y que a los 30 años se presentó ante sus padres vestida como un hombre. “Primero lloraron, obviamente, pero después supieron estar a mi lado, acompañándome en mi decisión de cambiar de sexo”, cuenta la transexual, que se trasladó a Génova para fundar la primera asociación italiana FtoM (o sea "female to male", de hembra a varón).
Roberta-Davide admite que el recorrido necesario para volverse un hombre, incluyendo la cirugía, “no fue nada facil, pero no podría haber vivido en contra de mi naturaleza”. Y es así que, tras haber escrito su libro y fundado su asociación -que ahora posee su propio blog en Internet- la transexual se dedicó a su gran pasión en la vida, el teatro: desde 2008 se ocupa de dramaturgia y dirección en la Compagnia Officine Papage.
Las sorpresas, sin embargo, no habían terminado en su vida, ya que una vez que logró su sueño de ser un hombre, Roberta-Davide se enamoró de un hombre, que es actualmente su compañero.
“Fue asombroso descubrir que pasaba de ser hetero a ser homosexual y ahora bisexual, pero en el fondo no se vive mejor sin etiquetas?”, sostiene ahora, y agrega que “muchos me preguntan si no me arrepentí de lo que hice, pero la verdad es que no, mi identidad de género está más allá de mis opciones”.
Para Roberta-Davide “la experiencia del pasaje de un sexo al otro me ha enseñado que no existen diferencias tan claras entre los géneros, es como si existiera una suerte de ’individuo de base’, que no es ni hembra ni varón”.
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