Las familias 'arcoíris' de Suiza se dieron cita en una jornada nacional que tuvo lugar en Berna, el 9 de abril pasado.
Entretanto en la misma capital federal helvética se presenta una muestra de pintura, dibujo, fotografía y poesía centrada en las familias con un miembro homo-, bi-, o transexual.
La muestra es organizada por Regenbogenfamilien, la asociación que representa los intereses de estas familias en en un país que acepta desde 2007 la unión civil entre parejas del mismo sexo, pero les tiene vetadas la adopción y la inseminación artificial.
Entre las imágenes de la muestra se observan dos hombres dando el biberón a dos pequeños y un dibujo de una pareja de mujeres con su pequeño en medio. Los autores de estas contribuciones provienen de una decena de países europeos, que van desde España -abierta a la adopción y la inseminación desde hace un lustro-, hasta Italia, donde el tema no existe en la agenda política.
6000 niños en familias arcoíris
En Suiza, se calcula que al menos unos 6000 pequeños viven en estas condiciones “diferentes” al prototipo familiar heterosexual, explica Chatty Ecoffey, copresidenta de la asociación Familias Arcoíris.
El modelo de homoparentalidad es uno de los múltiples existentes en Suiza con una cuota de divorcios del 50% y la subsiguiente conformación de familias mixtas (con hijos de relaciones anteriores a los que se suman los de la nueva pareja).
En este marco también se crean las familias homoparentales, cuando, por ejemplo, una persona cambia de preferencia sexual, termina con la relación heterosexual y comienza un cuadro familiar con su nueva pareja.
La procreación entre parejas homosexuales es un hecho, con mayor incidencia en el caso de lesbianas, por la simple razón de tener la posibilidad de embarazarse con el respaldo de un padre natural que done su esperma, un hecho realizable en Suiza, si simplemente se introduce en la vagina de la mujer, lo que se conoce com inseminación artesanal.
Inseminación artificial en el extranjero
Ante la prohibición de la inseminación artificial para parejas del mismo sexo que han oficializado su relación en este país, la otra opción, utilizada, es dirigirse al extranjero donde sí se puede proceder a la técnica y vuelven ya con un embarazo y con la tranquilidad de que el donante de esperma ha renunciado a todo derecho.
Pero aún en estos casos hay inconvenientes en el actual marco legal helvético. La madre biológica es la única que tienen la potestad del menor. La pareja, que "de hecho" es la otra madre en el hogar, no puede adoptar al pequeño. En caso de defunción, por ejemplo, ella queda a merced de la buena voluntad de la familia de su pareja o de la decisión de un juez para obtener la custodia del menor.
Dos mociones están pendientes en la Cámara Baja del Parlamento de Suiza: una busca, justamente, abrir el camino para que la pareja pueda adoptar el hijo engendrado por su compañero o compañera.
La otra intenta terminar con la prohibición de la adopción para las parejas del mismo sexo que han oficializado su unión civil.
Hacer tarea de sensibilización ante estos obstáculos y permitir una mayor aceptación a nivel social de estas familias fueron los objetivos de la Jornada Nacional de Familias Arcoíris, que se llevó a el 9 de abril pasado en Berna.
Salir de la sombra
“Ser un buen padre no tiene relación con el género o la orientación sexual”, indicó la doctora Heidi Simoni, directora del Instituto para el Niño ‘Marie Meierhofer’ de Zúrich, una de los especialistas invitados a este encuentro al que acudieron 200 interesados.
Jóvenes adultos que han crecido en el marco de una familia arcoíris en Suiza participaron en una mesa redonda para dar testimonio de su experiencia, mientras que el pedagogo Christian Gertsch se expresó en su calidad de padre homosexual, invitando a otros hombres, en su misma condición, a salir de la sombra: “Sólo afirmándonos, la legislación podrá evolucionar”.
Mostrarse y respaldar los intereses de este tipo de modelos familiares ante los parlamentarios es una estrategia prometedora, según los invitados del sector político en la Jornada, como indicó Katharina Prelicz-Huber, del partido de Los Verdes: “Deben mostrarse para que sus niños puedan existir”.
La diputada por el cantón de Zúrich es la depositaria de la moción para terminar con el veto de la adopción en un partenariado civil.
Bienestar del niño, en el centro del debate
“En Suiza, la evolución social ante la sexualidad ha cambiado, pero aún hay la necesidad de mayor aceptación”, subrayó Chatty Ecoffey.
Los países que reconocen legalmente este tipo de familias, lo hacen por el bien de los niños; lo curioso es que los países que no lo hacen, también justifican el bienestar del menor”, añadió sobre esta paradoja.
Ante ese debate en concreto, la asociación invitó a especialistas de Alemania y España para explicar los resultados obtenidos en estudios sobre el desarrollo psicológico y social del niño criado en una familia homoparental.
La doctora Lisa Green, venida de la ciudad germana de Constanza indicó que esas investigaciones realizadas con “familias lesbianas planificadas” coinciden en que estas madres no son “ni mejores ni peores que las heterosexuales”.
En general, y adhiriendo la condición también singular de una familia conformada por dos hombres homosexuales, añadió: “No es la orientación sexual de los padres lo importante, sino el clima en el que los niños crecen”.
En el caso de España, Ecoffey señaló que ese caso resulta interesante porque allí la adopción y el matrimonio gay es un derecho ya ganado, "y así pueden verse ya las incidencias que esta legislación ibérica ha generado para el bienestar del niño, que evidentemente debe ser protegido, sea cual sea el sexo de los padres de familia”.
“La única diferencia entre una familia heterosexual o una ‘arcoíris’ es la sexualidad de los padres, lo que es un asunto íntimo y en ningún caso esto los convierte en ‘malos’ progenitores”, defendió Ecoffey, quien anuncia ya para el próximo 7 de mayo una acción de sensibilización en la Plaza Federal en Berna, justo frente al Legislativo helvético.
En este marco también se crean las familias homoparentales, cuando, por ejemplo, una persona cambia de preferencia sexual, termina con la relación heterosexual y comienza un cuadro familiar con su nueva pareja.
La procreación entre parejas homosexuales es un hecho, con mayor incidencia en el caso de lesbianas, por la simple razón de tener la posibilidad de embarazarse con el respaldo de un padre natural que done su esperma, un hecho realizable en Suiza, si simplemente se introduce en la vagina de la mujer, lo que se conoce com inseminación artesanal.
Inseminación artificial en el extranjero
Ante la prohibición de la inseminación artificial para parejas del mismo sexo que han oficializado su relación en este país, la otra opción, utilizada, es dirigirse al extranjero donde sí se puede proceder a la técnica y vuelven ya con un embarazo y con la tranquilidad de que el donante de esperma ha renunciado a todo derecho.
Pero aún en estos casos hay inconvenientes en el actual marco legal helvético. La madre biológica es la única que tienen la potestad del menor. La pareja, que "de hecho" es la otra madre en el hogar, no puede adoptar al pequeño. En caso de defunción, por ejemplo, ella queda a merced de la buena voluntad de la familia de su pareja o de la decisión de un juez para obtener la custodia del menor.
Dos mociones están pendientes en la Cámara Baja del Parlamento de Suiza: una busca, justamente, abrir el camino para que la pareja pueda adoptar el hijo engendrado por su compañero o compañera.
La otra intenta terminar con la prohibición de la adopción para las parejas del mismo sexo que han oficializado su unión civil.
Hacer tarea de sensibilización ante estos obstáculos y permitir una mayor aceptación a nivel social de estas familias fueron los objetivos de la Jornada Nacional de Familias Arcoíris, que se llevó a el 9 de abril pasado en Berna.
Salir de la sombra
“Ser un buen padre no tiene relación con el género o la orientación sexual”, indicó la doctora Heidi Simoni, directora del Instituto para el Niño ‘Marie Meierhofer’ de Zúrich, una de los especialistas invitados a este encuentro al que acudieron 200 interesados.
Jóvenes adultos que han crecido en el marco de una familia arcoíris en Suiza participaron en una mesa redonda para dar testimonio de su experiencia, mientras que el pedagogo Christian Gertsch se expresó en su calidad de padre homosexual, invitando a otros hombres, en su misma condición, a salir de la sombra: “Sólo afirmándonos, la legislación podrá evolucionar”.
Mostrarse y respaldar los intereses de este tipo de modelos familiares ante los parlamentarios es una estrategia prometedora, según los invitados del sector político en la Jornada, como indicó Katharina Prelicz-Huber, del partido de Los Verdes: “Deben mostrarse para que sus niños puedan existir”.
La diputada por el cantón de Zúrich es la depositaria de la moción para terminar con el veto de la adopción en un partenariado civil.
Bienestar del niño, en el centro del debate
“En Suiza, la evolución social ante la sexualidad ha cambiado, pero aún hay la necesidad de mayor aceptación”, subrayó Chatty Ecoffey.
Los países que reconocen legalmente este tipo de familias, lo hacen por el bien de los niños; lo curioso es que los países que no lo hacen, también justifican el bienestar del menor”, añadió sobre esta paradoja.
Ante ese debate en concreto, la asociación invitó a especialistas de Alemania y España para explicar los resultados obtenidos en estudios sobre el desarrollo psicológico y social del niño criado en una familia homoparental.
La doctora Lisa Green, venida de la ciudad germana de Constanza indicó que esas investigaciones realizadas con “familias lesbianas planificadas” coinciden en que estas madres no son “ni mejores ni peores que las heterosexuales”.
En general, y adhiriendo la condición también singular de una familia conformada por dos hombres homosexuales, añadió: “No es la orientación sexual de los padres lo importante, sino el clima en el que los niños crecen”.
En el caso de España, Ecoffey señaló que ese caso resulta interesante porque allí la adopción y el matrimonio gay es un derecho ya ganado, "y así pueden verse ya las incidencias que esta legislación ibérica ha generado para el bienestar del niño, que evidentemente debe ser protegido, sea cual sea el sexo de los padres de familia”.
“La única diferencia entre una familia heterosexual o una ‘arcoíris’ es la sexualidad de los padres, lo que es un asunto íntimo y en ningún caso esto los convierte en ‘malos’ progenitores”, defendió Ecoffey, quien anuncia ya para el próximo 7 de mayo una acción de sensibilización en la Plaza Federal en Berna, justo frente al Legislativo helvético.
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