martes, 27 de mayo de 2014

El cerebro de los hombres gay que crian niños se adapta para desempeñar el rol materno y paterno.

 

Reuters /Sharon Begley

(Reuters) - Los investigadores han encontrado que tener un bebé cambia la actividad cerebral de las nuevas madres y padres, y un nuevo estudio añade la primera evidencia de estos cambios también se dan en los cerebros de los hombres homosexuales que crían niños, ya sean adoptados o que nacieron por medio de maternidad subrogada.

Segúnse encontró en el estudio el patrón de actividad cerebral de los hombres gay que crian niños se asemeja tato al de las nuevas madres
como al de los nuevos padres.

La investigación, publicada ayer lunes, podría alimentar el debate sobre si a los hombres homosexuales se les debería permitir adoptar niños. Muchas agencias de adopción de Estados Unidos no trabajan con parejas del mismo sexo, y algunos estados les prohíben que adoptar.

El estudio, titulado Father's brain is sensitive to childcare experiences publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias (Proceedings of the National Academy of Sciences), se llevó a cabo en Israel, y se basa en el trabajo de la neuropsicóloga Ruth Feldman, de la Universidad Bar- Ilan y otros, que mostraron que los cerebros de las madres se vuelven hiper- reactivos a los  gritos y otras
señales emocionales de sus hijos.

No estaba claro si ese patrón es el resultado de los cambios hormonales y otros que acompañan el embarazo o  es una respuesta a la experiencia de la maternidad.

Para averiguarlo, Feldman y sus colegas grabaron a 89 nuevas madres y padres mientras interactúan con sus hijos en casa. Luego, midieron la
actividad cerebral de los padres mediante resonancia magnética mientras veían videos donde aparecían con sus hijos,  y otra vez (para establecer una línea de base ) mientras veían videos en los que sus hijos no aparecen.

En las 20 madres del estudio, todas ellas cuidadoras primarias del bebe, ver a sus niños desencadenaba una mayor actividad en las regiones que procesan las emociones en el cerebro, sobre todo en una estructura llamada amígdala, que se mostró cinco veces más activa que al inicio del estudio (linea de base).

" Se trata de regiones que responden inconscientemente a los signos de necesidad de los bebés, y que producen una profunda recompensa
emocional al ver al bebé", dijo Feldman.

En los 21 padres heterosexuales - que estaban muy involucrados en la crianza de su bebé, pero que no eran los cuidadores primarios - mirar a su bebé produjo mayor activación de los circuitos  cognitivos, particularmente una estructura que interpreta el llanto de un bebé y las señales no verbales. Es la región que sabe que retorcerse significa "Estoy a punto de llorar", y que significa "cambiame."

En los 48 padres gays que crían a niños con sus maridos sus cerebros se parecían ser tanto al de las mamás como al de los papás. Sus circuitos emocionales estaban tan activos como los de las madres y los circuitos interpretativos mostraron la misma actividad extra que los de los padres heterosexuales".

Idealmente,los científicos deberian haber realizado una neuroimagen  de los cerebros de los hombres y las mujeres antes y después de que se convirtieran en padres de familia, para demostrar definitivamente que cualquier aumento de actividad fue consecuencia de la parentalidad y no estaba presente antes.

Hasta que no puedan hacer eso, Feldman dijo que  confíaba en que los hallazgos hechos en el estudio sobre la actividad cerebral son resultado de la crianza.

Un dato adicional: en los padres homosexuales, pero no en los heterosexuales, el cerebro también tenía líneas de comunicación adicionales entre las estructuras emocionales y cognitivas. Cuanto más tiempo un hombre pasó como cuidador principal del bebe,  mayor fue la conectividad. Era como si asumir ambos roles parentales causara que el cerebro integrara las estructuras necesarias para desempeñar cada uno de ellos.

"Los Cerebros de los padres son muy plásticos", dijo Feldman. "Cuando hay dos padres, sus cerebros deben usar ambas redes (la emocional y
la cognitiva),para una crianza óptima.

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