Traduccion: Jorge A. Chávez Reyes.
Ahora que la igualdad matrimonial ha llegado a Washington,DC, las organizaciones confesionales proveedoras de servicios sociales (caridad) que reciben financiamiento del gobierno de la ciudad ya no podrán discriminar a sus clientes y empleados casados gays y lesbianas.
Por esta razón, a mediados de febrero pasado la diócesis católica de Washington,DC, transfirió sus hogares de acogida y su programa de adopción ( hasta ese momento manejados por la organizacion Caridades Católicas ) al Centro Nacional para Niños y Familias, buscando evitar tener que ofrecer servicios a las parejas casadas del mismo sexo.
El 1 de marzo también anunció que Caridades Católicas dejaría de ofrecer seguro médico a los cónyuges de todos sus nuevos empleados, homosexuales o heterosexuales, una medida que les permita, "manternerse fieles a las enseñanzas de la la Iglesia", al no tener que proporcionar seguro a los cónyuges del mismo sexo de sus empleados.
Las organziaziones de beneficencia católicas de Washington, DC dicen que no se trata de una cuestión de discriminación.... todo lo contrario, se sienten víctimas de haber perdido su libertad de religión cada vez que una pareja del mismo sexo se coloca los anillos de boda. Además, en su cobertura de la situación, el Washington Post caracteriza estos cambios como, catástróficos , casi como si el matrimonio homosexual fuera similar a una explosión nuclear.
Sin embargo, esta es sólo una distracción para tratar de ocultar la verdadera cuestión : Si bien las organizaciones religiosas deben tener la facultad de proporcionar servicios de acuerdo con sus creencias y tradiciones, cuando dichos servicios se financian con dinero público, no puede permitirse ningún tipo discriminación en dichos servicios.
Este escenario ya se desarrolló en Massachusetts. En 2006, la Arquidiócesis también suspendió los hogares de acogida y servicios de adopción que ofrecía a través de Caridades Católicas en lugar de cumplir las leyes contra la discriminación de ese Estado. Como es el caso en Washington DC, estos servicio sfueron asumidos por otros organismos laicos. Este es un resultado positivo para los niños necesitados, que recibirán una atención basada en principios científicos modernos, y no en una tradición religiosa en particular.
Financiar con dinero público a las organizaciones que actúan en el mejor interés de los niños huérfanos, buscandoles un hogar independientemente de la orientación sexual de los futuros padres, tiene sustento científico.
Por ejemplo, en enero pasado, la revista Journal of Marriage and Family publicó un amplio análisis de 81 estudios sobre familias con uno y dos padres de familia, incluyendo a parejas e individuos gays y lesbianas. En cuanto a los parámetros aceptados de autoestima, ldaptación social, y otros indicadores clave, los niños criados por padres del mismo sexo no se distinguían de los criados por parejas heterosexuales. Esto refuerza aún más la posición que actualmente tienen todas las asociaciones importantes de profesionales de la salud mental y la medicina en apoyo de los 65.500 niños adoptados en los EE.UU. que viven con un padre gay o lesbiana.
A medida que más estados legalizan el matrimonio del mismo sexo, Caridades Católicas y otros proveedores confesionales de servicios sociales se verán obligados a cambiar sus políticas discriminatorias o de perder la financiación pública.
Como en el caso de Massachusetts y Washington, DC, es probable que se siga transfiriendo la prestación de servicios a organismos laicos. Este será un resultado positivo para todos los niños y familias necesitadas, que no deberán estar atrapados en el fuego cruzado de esta guerra cultural entre los derechos religiosos y el principio de igualdad para todos los estadounidenses.
Por esta razón, a mediados de febrero pasado la diócesis católica de Washington,DC, transfirió sus hogares de acogida y su programa de adopción ( hasta ese momento manejados por la organizacion Caridades Católicas ) al Centro Nacional para Niños y Familias, buscando evitar tener que ofrecer servicios a las parejas casadas del mismo sexo.
El 1 de marzo también anunció que Caridades Católicas dejaría de ofrecer seguro médico a los cónyuges de todos sus nuevos empleados, homosexuales o heterosexuales, una medida que les permita, "manternerse fieles a las enseñanzas de la la Iglesia", al no tener que proporcionar seguro a los cónyuges del mismo sexo de sus empleados.
Las organziaziones de beneficencia católicas de Washington, DC dicen que no se trata de una cuestión de discriminación.... todo lo contrario, se sienten víctimas de haber perdido su libertad de religión cada vez que una pareja del mismo sexo se coloca los anillos de boda. Además, en su cobertura de la situación, el Washington Post caracteriza estos cambios como, catástróficos , casi como si el matrimonio homosexual fuera similar a una explosión nuclear.
Sin embargo, esta es sólo una distracción para tratar de ocultar la verdadera cuestión : Si bien las organizaciones religiosas deben tener la facultad de proporcionar servicios de acuerdo con sus creencias y tradiciones, cuando dichos servicios se financian con dinero público, no puede permitirse ningún tipo discriminación en dichos servicios.
Este escenario ya se desarrolló en Massachusetts. En 2006, la Arquidiócesis también suspendió los hogares de acogida y servicios de adopción que ofrecía a través de Caridades Católicas en lugar de cumplir las leyes contra la discriminación de ese Estado. Como es el caso en Washington DC, estos servicio sfueron asumidos por otros organismos laicos. Este es un resultado positivo para los niños necesitados, que recibirán una atención basada en principios científicos modernos, y no en una tradición religiosa en particular.
Financiar con dinero público a las organizaciones que actúan en el mejor interés de los niños huérfanos, buscandoles un hogar independientemente de la orientación sexual de los futuros padres, tiene sustento científico.
Por ejemplo, en enero pasado, la revista Journal of Marriage and Family publicó un amplio análisis de 81 estudios sobre familias con uno y dos padres de familia, incluyendo a parejas e individuos gays y lesbianas. En cuanto a los parámetros aceptados de autoestima, ldaptación social, y otros indicadores clave, los niños criados por padres del mismo sexo no se distinguían de los criados por parejas heterosexuales. Esto refuerza aún más la posición que actualmente tienen todas las asociaciones importantes de profesionales de la salud mental y la medicina en apoyo de los 65.500 niños adoptados en los EE.UU. que viven con un padre gay o lesbiana.
A medida que más estados legalizan el matrimonio del mismo sexo, Caridades Católicas y otros proveedores confesionales de servicios sociales se verán obligados a cambiar sus políticas discriminatorias o de perder la financiación pública.
Como en el caso de Massachusetts y Washington, DC, es probable que se siga transfiriendo la prestación de servicios a organismos laicos. Este será un resultado positivo para todos los niños y familias necesitadas, que no deberán estar atrapados en el fuego cruzado de esta guerra cultural entre los derechos religiosos y el principio de igualdad para todos los estadounidenses.
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